Qué pequeña me siento cuando pienso en lo grande que es el
mundo y en todos los lugares que existen para encontrarme contigo. Siento una
gran disyuntiva dentro de mí cada vez que pienso en esto y en nosotros, porque:
por una parte, hay millones de lugares donde podríamos
vernos: girarme y encontrarte, jugar al escondite, estar haciendo una foto a un
monumento y que grites mi nombre sin yo esperarlo. ..
Pero por otra, muchos son los lugares donde podríamos
vernos, y, dime: ¿tendría que ir a todos solo por verte? ¿En qué orden? Sería
jugar a la Odisea, con la diferencia de que tú no estarás al final de mi
aventura esperándome.
Y dime, qué hago si estoy en mi casa, mientras llueve fuera,
pensando en ti, sin saber lo que estás haciendo. Que lo mismo ya estás con otra,
diciéndole “je t’aime” mientras sonríes y yo sigo aquí, porque nadie ha sabido
llenar tu vacío.
Confío en mi amigo el tiempo. Él ya me conoce, y sabe la dosis
que necesito para olvidar algo como esto. Aunque creo que es a lo más grande
que me he enfrentado y no sé si ni siquiera él va a saber consolarme.
Y en este caos de vida que llevo, en el que no hago otra
cosa que pensar en ti, te propongo un plan:
¿Quedamos en París dentro de cinco años?
No hay comentarios:
Publicar un comentario